Ley REP, cómo el ecodiseño del packaging reduce costos para tu empresa
Para muchas empresas, la sigla «REP» ha comenzado a resonar con una mezcla de incertidumbre y preocupación. La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) ha dejado de ser un concepto lejano para convertirse en una realidad operativa que impacta directamente en los costos de tu negocio. Es posible que la veas como una nueva obligación, un dolor de cabeza normativo o, peor aún, un gasto impredecible que amenaza tus márgenes de ganancia.
Sin embargo, te encuentras en una encrucijada estratégica. Un camino es el de la reacción: aceptar estos nuevos costos como un mal necesario, utilizando los mismos envases de siempre y esperando que el impacto no sea tan grande. El otro camino, el que te proponemos en esta guía, es el de la proactividad: entender la Ley REP no como una amenaza, sino como un poderoso incentivo para innovar. Es la oportunidad para transformar tu packaging de un simple contenedor a una herramienta estratégica de ahorro y competitividad.

La ley REP impone nuevos costos a tu packaging
La nueva realidad para las empresas: «El que contamina, paga»
La Ley REP, o Ley N.° 20.920, es un instrumento económico que cambia fundamentalmente las reglas del juego en la gestión de residuos. Su filosofía se basa en un principio simple, pero contundente: «el que contamina, paga«. Esto significa que la responsabilidad por un envase ya no termina cuando el cliente lo recibe; ahora se extiende hasta el final de su vida útil, cuando se convierte en residuo.
Para tu empresa, esto tiene una implicancia directa. Si introduces productos envasados o embalados en el mercado, eres considerado un «productor» según la ley y, por lo tanto, tienes la obligación de organizar y, crucialmente, financiar la recolección y valorización de esos residuos.
Esta definición es amplia e incluye tanto a fabricantes como a importadores que comercializan un bien de consumo envasado por primera vez en el país, abarcando a una gran cantidad de empresas.
Si bien existen algunas exenciones, estas son muy acotadas. Las microempresas, según la Ley 20.416, no están obligadas a cumplir las metas, pero sí deben declarar anualmente sus productos en el sistema. Además, quedan exentas las empresas que introducen menos de 300 kg de envases al año, un umbral muy bajo que la mayoría de las pymes superará rápidamente.
La urgencia de esta nueva realidad es ineludible. Para la categoría de «Envases y Embalajes» (EyE), uno de los seis productos prioritarios de la ley, las metas de recolección y valorización ya están vigentes desde septiembre de 2023.
Para cumplir, tu empresa debe adherirse a un Sistema de Gestión (SG), como ReSimple o ProREP, entre otras. Estas son corporaciones sin fines de lucro que se encargan de la logística de recolección y reciclaje a nivel nacional en nombre de sus empresas asociadas. A cambio de este servicio, te cobrarán una tarifa. Este es el nuevo costo que debes incorporar a tu estructura financiera.

El costo oculto en cada caja, así se calcula tu tarifa REP
Este nuevo costo no es una tarifa plana ni un impuesto fijo. Es un costo variable que depende directamente de las características del packaging que eliges. La ley y los sistemas de gestión han sido diseñados para incentivar las buenas prácticas a través de un mecanismo económico. La fórmula, aunque compleja en su totalidad, se puede resumir en una idea central: el diseño de tu envase determina el monto que pagas.
El cálculo de la tarifa que te cobrará tu sistema de gestión se basa en los costos reales de recolección, pretratamiento, valorización y, en última instancia, eliminación de los residuos de envases. Los factores clave que influyen en este costo, y por ende en tu tarifa, son la cantidad de envases que pones en el mercado, su
materialidad (de qué están hechos), su peso y su potencial de reciclaje.
Aquí es donde el concepto de ecodiseño deja de ser una idea abstracta y se convierte en una palanca financiera.
La normativa establece explícitamente que la incorporación de medidas de ecodiseño generará bonificaciones en la tarifa, mientras que los envases que compliquen el reciclaje serán penalizados con recargos.
Esto transforma la elección de tu packaging de una decisión meramente operativa a una decisión financiera estratégica. Históricamente, una empresa seleccionaba sus cajas basándose en el costo unitario y su capacidad para proteger el producto. Ahora, un tercer factor es igual o más importante, el costo de gestión postconsumo.
Un envase que parece más económico en la cotización inicial, como una caja de cartón con un laminado plástico brillante, puede resultar drásticamente más caro a largo plazo una vez que se suma la tarifa REP.
La evidencia más clara de este mecanismo se encuentra en las tarifas publicadas por los propios sistemas de gestión. Por ejemplo, el tarifario de ProREP para el año 2025 establece un costo de 0.17 UF por tonelada para los envases de papel y cartón reciclables. En contraste, para los envases catalogados como «no reciclables», la tarifa se dispara a 0.64 UF por tonelada. Esto significa que un envase mal diseñado, que no puede ser reciclado eficientemente, te costará casi cuatro veces más en tarifas REP que uno bien diseñado. Esta diferencia no es un detalle menor; es una señal de mercado directa que penaliza la ineficiencia y premia el diseño inteligente.

El riesgo de ignorar el diseño de tus envases
Entender que la Ley REP introduce un nuevo costo es el primer paso. El segundo, y más crítico, es comprender la magnitud de ese costo si no se gestiona de forma proactiva. Ignorar el ecodiseño no es la opción más recomendada; es una decisión que conlleva riesgos financieros, competitivos y de reputación que pueden afectar seriamente la viabilidad de tu empresa.
¿Cuánto te cuesta realmente un envase mal diseñado?
Las decisiones de packaging que parecen pequeñas a nivel unitario se magnifican exponencialmente a lo largo de un año fiscal.
Para ilustrar el impacto real, imaginemos un escenario con dos empresas que venden 10,000 unidades de un producto al año.
• Empresa A (sin ecodiseño): Utiliza una caja de cartón estándar, ligeramente sobredimensionada para su producto, con un laminado plástico para darle un acabado brillante. Este laminado hace que el envase sea considerado «no reciclable» por el sistema. El peso total de la caja es de 500 gramos.
◦ Cálculo anual: 10,000 unidades x 0.5 kg/unidad = 5,000 kg = 5 toneladas de envases no reciclables.
◦ Costo REP (usando tarifa ProREP 2025): 5 toneladas x 0.64 UF/tonelada = 3.2 UF anuales.
• Empresa B (con ecodiseño): Invierte en un diseño optimizado. Utiliza una caja de cartón corrugado monomaterial, perfectamente ajustada al tamaño del producto, sin laminados plásticos y con tintas a base de agua. Este envase es 100% reciclable. Gracias a la optimización, el peso de la caja se reduce a 350 gramos.
◦ Cálculo anual: 10,000 unidades x 0.35 kg/unidad = 3,500 kg = 3.5 toneladas de envases reciclables.
◦ Costo REP (usando tarifa ProREP 2025): 3.5 toneladas x 0.17 UF/tonelada = 0.595 UF anuales.
En este ejemplo conservador, la Empresa A paga más de cinco veces lo que paga la Empresa B en tarifas REP, a pesar de vender exactamente la misma cantidad de productos. La diferencia no está en su volumen de ventas, sino en su estrategia de packaging. Este efecto multiplicador demuestra cómo cada gramo de material innecesario y cada decisión que dificulta el reciclaje se traduce directamente en una fuga de dinero que impacta tu resultado final.
Más allá de las multas: Desinformación, competitividad y percepción de marca
El riesgo financiero no se limita a las tarifas. Ignorar la Ley REP y el ecodiseño abre la puerta a otros peligros, quizás menos obvios pero igualmente dañinos.
1. El costo de la desinformación
Existe una reconocida dificultad para que la información sobre la Ley REP llegue eficazmente a las pymes, especialmente fuera de la capital. Pedro Álamos, Gerente General de ProREP, ha señalado:
“Muchas empresas medianas y pequeñas no están al tanto de la ley o, enfrentadas a otras presiones, no la consideran una prioridad económica”.
Este desconocimiento es un riesgo latente. Mientras tus competidores más informados optimizan sus envases y reducen sus costos, tu empresa podría estar acumulando una desventaja financiera silenciosa, pagando tarifas más altas sin siquiera saberlo.

2. El riesgo de sanciones
La Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) es la entidad encargada de fiscalizar el cumplimiento de la ley. Las sanciones son severas y están diseñadas para disuadir la inacción. Las infracciones gravísimas, como entregar información falsa o no cumplir con las obligaciones de manera reiterada, pueden acarrear multas de hasta 10,000 UTA. Para una pyme, una sanción de esta magnitud no es solo un contratiempo; puede ser catastrófica.
3. La amenaza a la competitividad y la marca
El impacto más profundo puede venir de tus propios clientes. El mercado ha cambiado. Los consumidores ya no solo compran un producto; compran los valores de una marca. Estudios recientes son contundentes:
• El 79% de los chilenos exige mayor compromiso de las empresas.
• Un 52% de las personas considera muy importante la sustentabilidad al tomar sus decisiones de compra.
Estos datos revelan una nueva dinámica de mercado. La Ley REP, al crear un sistema de costos diferenciado basado en la sostenibilidad del envase, actúa como un acelerador de esta tendencia.
Involuntariamente, la ley está creando un nuevo campo de competencia. Las empresas que adoptan el ecodiseño no solo logran una estructura de costos más baja, lo que les permite tener mejores márgenes o precios más competitivos, sino que también ganan un poderoso argumento de marketing para atraer y retener a un segmento de consumidores en constante crecimiento. Por el contrario, las empresas que se quedan atrás son doblemente penalizadas: pagan más por sus envases y pierden relevancia frente a un público que exige responsabilidad ambiental.